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En la rodilla de un poste
--rubí que luce la noche--
el foco sobresaltado
de una cajilla de alarma.
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Los faroles eléctricos
--candelabros ante el muerto
de la calle--
echan sus brazos de luz
en las espaldas sedosas,
del silencio.
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Están las casas pensando.
Y el cielo --mesa de Dios--
viste su carpeta bruma.
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Traigo la mirada: grave
me va observando la sombra.
Entre la sombra hay un bulto:
algún fantasma en la sombra.
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Abro el compás de mis piernas
y marco un punto
2
3...
y marco miles de puntos.
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La soledad ha dormido
a la ciudad en sus brazos.
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Sólo mi existencia sigue:
la lleva el sueño a empellones
hacia sus paredes 4.
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Del libro: Kodak. 1937.
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