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El agua clara brota confundida,
en manantial de cantos amorosos,
cuando en las redes del oleaje hermoso,
en misterios de amor surge la vida.
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Es mi lucha ferviente, dolorida,
y es mi pecho fecundo, silencioso,
y en las ondas de viento rumoroso,
nace clara la voz amanecida.
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Así febril, mi espíritu inocente,
cual cerrado botón en la mañana,
se convierte en clavel magnificente,
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y en retazos de alma soberana,
torna rojo su verbo reluciente,
en amagos de luz por la ventana.
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Del libro Una Rosada Estrella en la Vendimia, 1969
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