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Le dijo el sapo al conejo:
trabaja, no seas ocioso;
no te la des de gracioso,
pues te costará el pellejo.
_Yo no quiero ese consejo_
dijo el conejo rufián_
pues yo soy muy camaján,
y amigo de buena hamaca
y me gusta la maraca
y el juego de tío caimán. |
Siguiendo de bandolero
le dijo el sapo enjundioso:
_vas a quedar en un foso
por el caimán, prisionero.
Conejito maromero,
que en eso no tienes fin,
y vives en el festín
de tu juego repelente.
A todo puerco indecente
le llega su San Martín. |
Dijo el conejo burlón:
_Yo soy un hombre entendido
y en este mundo jodido
gana más el picarón;
ser chanchullero y bribón
rinde muy buen circulante,
y por eso estoy vacante
viviendo de los demás
¿y trabajar yo? ¡jamás!...
pues son cosas de ignorantes. |
Dijo el sapo:- en ese son
tal como tú hay mucha gente,
en esta hora presente
viviendo de la nación.
Pero vendrá el revolcón
y la hora de ajustar
la cuenta con ese andar
y aunque seas el gran conejo
te pelarán el pellejo
sin dejarte resollar. |
30 de junio de 1975
Del libro: Cantadera, 130 décimas para cantar
CHANGMARÍN
El León de los Leones
1995
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