|
Me quieren comprar el canto
en la tienda del patrón
al saber que soy un peón
y que vivo entre quebrantos;
mas no hay dinero tanto
que compre mi alma sencilla,
que si al parecer no brilla
tiene su luz que la enciende,
porque el cantor no se vende
ni se entrega, ni se humilla.
|
En este lado del mundo
sin ninguna reverencia
comprar hasta la conciencia
con los dineros inmundos.
Mas yo doy un no rotundo
con mi grito claro y recio,
pues yo si tengo mi precio
que no se juega a la suerte
y es el precio de la muerte
o de la vida que aprecio.
|
Mi son no resiste afrenta
de quien al pueblo esclaviza,
mi prosa directa y lisa
no la estoy poniendo en venta.
El imperio que detenta
el dinero y el poder,
no me puede hacer ceder,
pues mi verso es libertario
en mi rumbo extraordinario
nada me puede vencer.
|
El billete tiene fuerza
el banco y su capital,
el dólar, signo del mal,
y su condición perversa.
Más no hay dólar que me tuerza
mi canto en su derechura,
yo soy un peón de alma pura,
y no hay patrón que me achique
porque yo lo empujo a pique
y lo echo en la basura.
|
6 de junio de 1978
Del libro: Cantadera, 130 décimas para cantar
CHANGMARÍN
El León de los Leones
1995
|