 |
|
|
|
A la maestrita lejana,
en su choza allá solita,
con la luz de una velita
y el toque de una campana,
le mando esta copla humana
llena de fiel sentimiento,
por su oficio y su talento
y su gran dedicación;
maestra de educación
y de la patria, el sustento. |
Tuve una maestra así
que me enseñó el alfabeto,
por ella siento el respeto
del amor que puso en mi.
Por eso la nombro aquí
sin nombrarla ciertamente,
su espíritu combatiente
de su figura maestra,
siempre en la pizarra, diestra,
en la escuela, rectamente. |
Maestra de soledad
de perdidos caseríos,
allá por azules ríos
en medio de su humildad.
Enseñando la verdad
para el hombre del futuro,
trabaja profundo y duro,
sembrando la idea expedita
allá en la blanca escuelita
donde se alumbra lo oscuro. |
La que de noche labora;
enseña al pueblo a leer,
la que suele florecer
como una estrella en la aurora.
La maestra soñadora
del campito, en la sabana,
la que suena la campana,
y enseña en el pizarrón,
le mando mi corazón
a la maestrita lejana. |
Del libro: Cantadera, 130 décimas para cantar
CHANGMARÍN
El León de los Leones
1995
|
|
|
|
|
|
 |