Una blanca margarita
en un hermoso pensil,
un canto suave de alondra,
una sonrisa sin fin,
una brisa muy ligera
en una tarde de Abril
y un sol que brilla sereno
en el lejano confín.
Todo eso tú me pareces,
Sherrie, graciosa y feliz,
al llegar a los quince años,
llena de venturas mil.
Que Dios bendiga por siempre
la gloria de tu vivir.
|