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"A distinguir me paro
Las voces de los ecos"
Antonio Machado
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Sobre la costa abre la tarde,
rosa polícroma de mar,
Dispersos pétalos de fuego
tiñen la cresta del palmar.
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El girasol, misterio vivo,
al Occidente da su vista.
Su sed de sol es insaciable
como los sueños del artista.
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Funde el pintor en la penumbra
vivos y pálidos matices:
polvo de estrellas en las hojas;
sombras torcidas las raíces.
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Tras el cristal de su ventana
se descomponen los celajes;
muere la luz y resucita;
evolucionan los paisajes.
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El hombre mira, piensa, sufre.
Hay un enigma cerca de Dios.
Pobre del arte de los hombres
que siempre es eco. ¡Nunca voz!
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El girasol, tragedia viva,
cumple en silencio su destino.
De cara al sol sueña con alas,
¡clavado siempre en el camino!
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Del libro: Mensaje
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